Cada página va dejando enseñanzas, dudas y respuestas en su corazón, acompañándolo en su propio proceso de crecer. Como padres, nosotros también acompañamos a nuestros hijos de esta manera. Un libro, más que una lectura para compartir, es la oportunidad para aprender juntos el uno del otro, el uno con el otro; para establecer lazos afectivos, para consolidar procesos de comunicación como pares, desde el amor. Compartiendo las emociones y sentimientos que nos genera la lectura, comentando sobre el placer estético de apreciar las ilustraciones. Un libro es un camino para recorrer en compañía, que nos muestra humanos y nos hace reales para nuestros hijos.
Cierto que es muy satisfactorio ser el héroe o heroína de nuestros hijos, sin embargo mucho más lo es ser su padre o madre. Con sentimientos, con vulnerabilidades, con vida. Compartiendo el aprendizaje de las emociones y enseñándoles que la sensibilidad está bien y que forma parte de nuestra evolución como personas.
Leer con nuestros hijos nos permite abrir múltiples conversaciones en torno a la lectura, que seguro pasarán por relatos de experiencias personales. Y es ese intercambio de vivencias, lo que afianza la seguridad, la confianza y la cercanía.
Así como Bastian preguntó al León qué significaba la frase en el reverso del medallón < HAZ LO QUE QUIERAS >, la lectura en compañía nos ofrece esa posibilidad.
“Bastian dijo:
Eso quiere decir que puedo hacer lo que me dé la gana, ¿no crees?
- No- dijo con voz profunda y retumbante el León-. Quiere decir que debes hacer tu Verdadera Voluntad. Y no hay nada más difícil.
- ¿Mi Verdadera Voluntad?- repitió Bastian impresionado- ¿Qué es eso?
- Es tu secreto más profundo, que no conoces.”
Lee con tus niños, un momento diario de lectura ofrece un universo de posibilidades para comunicarte con ellos.
Colaboración para www.queleer.com.ve de Linsabel Noguera @ranaencantada
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