El límite entre ficción y realidad no siempre es tan claro como lo afirman las enciclopedias. De hecho, en los últimos tiempos programas televisivos y otras esferas del arte ayudaron a borrar esas barreras. Sin embargo, la desaparición de las fronteras data de tiempo atrás.
A lo largo de toda la historia de la crítica literaria se trató de trazar cuánto de “verdad” y de “mentira” tenían los escritos que habían encantado a la audiencia. Pero confirmación certera al respecto de esta cuestión, a no ser que provenga del autor, es algo imposible de encontrar.
La literatura es mucho. Entre tanto, puede ser aquel espacio en el cual la imaginación no encuentra freno alguno y llega a lugares nunca antes siquiera soñados. Asimismo, puede alimentarse de la historia vivida para luego desprenderse de ella y ramificarse en caminos que podrían haber sido pero que no fueron elegidos.
Las letras son también el sitio en que “realidad” y “ficción” conforman un atractivo y repulsivo dúo. Historias verídicas disfrazadas de fantasía o maquilladas por ella fueron encuadernadas y vendidas por montones, sin que los destinatarios pudieran siquiera pensar que aquella obra podría bien haber sido noticia periodística.
Nota completa: http://www.infobae.com/notas/616567-Escritores-asesinos.html
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