América Latina experimenta un boom minero causado por el incremento de precios alimentados por la demanda global, pero al mismo tiempo la región está siendo sacudida por una ola de violentas protestas, paros y marchas de ambientalistas.
“La cantidad de conflictos va en aumento: sobre el agua, sobre los derechos de explotar las minas, sobre la contaminación de los ríos, sobre el desplazamiento de poblaciones”, dijo el economista José de Echava, ex viceministro de Medio Ambiente de Perú.
“Pero sobre todo, es sobre el agua”, dijo a AFP.
Desde México hasta la Patagonia, varios mega-proyectos para extraer minerales preciosos están siendo postergados o incluso cancelados a causa de la enérgica oposición de defensores del medioambiente.
Las corporaciones han intentado apaciguar las protestas mediante informes de impacto ambiental, manteniendo informados a los ciudadanos, y creando trabajos locales, que las autoridades utilizan para justificar la aprobación de los proyectos.
Pero la extracción de oro, plata, cobre, zinc o hierro requiere a veces del desplazamiento de pueblos enteros, la tala de bosques en el que viven especies salvajes y la desaparición de lagos y flujos de agua, lo que afecta el abastecimiento de poblaciones locales.
Organizaciones ecologistas denuncian con enojo que millones de litros de agua son desviados para la explotación minera y que se utiliza cianuro tóxico para separar el oro de la piedra, en especial en las minas a cielo abierto.
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