Al cerdo siempre se lo ha considerado sinónimo de
prosperidad y abundancia. Las familias humildes de Europa reservaban
un cerdo para venderlo en caso
de necesidad. Por ello tener este animal
se consideraba como símbolo de garantía para el futuro.
En España,
la matanza del cerdo permitía conservar durante todo el año una fuente
importante de proteínas de origen animal. Por tal motivo, las primeras alcancías
tenían forma de cerdo, queriendo simbolizar el ahorro y reserva para el futuro.
Por otro parte, también se cree que el cerdo puede estar asociado
a un juego de palabras en inglés, idioma en el que cerdo se escribe pig, y arcilla,
material con el que se fabricaban las vasijas en las que las familias guardaban
su dinero, se escribe pygg (orange clay), por lo que la forma de
las alcancías podrían ser consecuencia de un juego de palabras.
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