sábado, 30 de mayo de 2015

Fábula: "El Jabalí y la Zorra"

El Jabalí y la Zorra
Se encontraba el jabalí afilando sus colmillos en un tronco de encina. La zorra, una vecina del jabalí, lo mira y le dice:´
“Extraño verte, siendo tú en paz señor de la bellota, cuando ningún contrario te alborota, que tus armas afiles de esa suerte”
“Tengo oído que en la paz, se prepara el buen guerrero, así como en la calma, el marinero”
Moraleja: “Es necesario estar preparado para encarar los problemas” “estar siempre prevenido”

lunes, 25 de mayo de 2015

¿Sabías que...?

¿SABÍAS QUE “bizarro” no significa ni “raro” ni “extravagante”? Por calco semántico del inglés o del francés donde bizarre sí significa “raro” o “extravagante”, en español se le está queriendo dar este significado. Según el DRAE bizarro significa valiente, generoso, lucido, espléndido. El Diccionario panhispánico de dudas de la RAE hace hincapié en su verdadero significado y su uso censurable como “raro” o “extravagante”: Tampoco debe emplearse bizarría con el sentido de ‘rareza o extravagancia’.
En resumen: “bizarro” no significa ni “raro” ni “extravagante”, sino “valiente”, “esforzado”, “generoso”, “lucido”, “espléndido”
SABÍAS QUE la palabra COSO no está en el diccionario de la RAE como masculino de COSA? Por lo tanto no es correcto decir EL COSITO de la Ñ. Y ya que estamos, la cosita que se coloca sobre la Ñ se llama virgulilla.
¿SABÍAS QUE ningún verbo conjugado en pasado lleva S al final?
"Hiciste, miraste, dijiste, fuiste no llevan S al final. La segunda persona del singular del pretérito perfecto del indicativo termina en -ste: hiciste, dijiste, bailaste, viste, escribiste, etcétera... Por lo tanto, hay que evitar expresiones como: dijistes, escribistes, escuchastes, cantastes, etcétera.
No le agregue "s" final a las palabras: "escuchastes, sentistes, vinistes, comistes". ¡Son vulgarismos que no deben ser dichos!
¿SABÍA QUE Se excluyen definitivamente del abecedario los signos ch y ll, ya que no son letras, sino dígrafos?

sábado, 2 de mayo de 2015

Los años en los que una sola piña costaba US$7.500

Y aunque a quienes vienen de países tropicales el precio todavía les parece alto, no es nada con lo que alguna vez llegó a ser.La piña o ananá fue en algún momento la fruta más costosa del mundo y llegó a ser absurdamente cara.
Como de costumbre, fue cuestión de oferta y demanda, aunque en este caso más bien de costo de producción, y hasta de frío y calor.
Todo comenzó...
Con la llegada de Cristóbal Colón a América, hogar de una familia de plantas llamada bromeliáceas o bromelias.Entre las más de 3.000 especies de esta familia, está la Ananas comosus, y cuando el aventurero del siglo XV y sus compañeros probaron su dulce fruta en 1493, les fascinó y la registraron como una curiosidad con un exterior segmentado y abrasivo y un interior firme como el de una manzana.
En muchos lenguajes se le llama ananá,
que se cree viene de la palabra tupi
 "nanas", que significa "fruta excelente".
Por supuesto, se la llevaron a Europa, que en ese entonces era un lugar en el que la dulzura era poco común: casi no había frutas frescas y las que había no eran muchas y estaban disponibles por tiempo reducido. El azúcar de caña, por su parte, era un producto muy costoso importado del Oriente.No es extraño entonces que los europeos se rindieran a los pies de esa fruta de pulpa amarilla que explotaba en dulzura al morderla, de manera que la piña se ganó inmediatamente la reputación de ser un lujo exótico.El problema era que había que traerla de muy lejos... o sembrarla en el Viejo Continente.
No tan fácil
A pesar de los muchos esfuerzos por encontrar el método para que creciera en suelo europeo, y de la competencia que había entre la aristocracia europea por lograrlo primero, habrían de pasar dos siglos antes de que Sir Matthew Decker pudiera cultivar una piña en su jardín en Richmond, Inglaterra.Ocurrió en 1720, y la ocasión fue tan trascendental que se comisionó un enorme retrato de dicha fruta, la cual le fue servida después al rey Jorge I.El problema había sido reproducir las cálidas condiciones tropicales para que la Ananas comosus creciera, particularmente en la fría Inglaterra.Pero Decker diseñó un ingenioso sistema que fue inmediatamente copiado por quienes podían darse el lujo de hacerlo en otros lugares de la Gran Bretaña georgiana... y que todavía hoy se usa en los Jardines Perdidos de Heligan, en Cornualles, el extremo suroccidental británico.